sábado, 13 de diciembre de 2008

Cuando un niño aprende...

Sólo Dios sabe la satisfacción que produce el patentar el aprendizaje de un niño. Sea de la edad que sea, su cara de sorpresa frente al descubrimiento realizado es un instante único, pleno de alegría, emoción y recogimiento. Y es que representa el fruto ligado a días de preocupación, noches de insomnio buscando mil y una formas de lograr el aprendizaje. Nadie dijo que la tarea sería fácil, es verdad; pero tampoco nadie logró dar en el clavo nunca con la sensación de verificar, en la práctica, la consumación de años de estudio y esfuerzo...porque es un camino tortuoso y cansador, en muchos casos, pero con retazos de luz, por medio del aprendizaje de los niños, que van cargando las pilas de nuestro intelecto para permitirnos continuar agradeciendo la oportunidad de construir sociedad...

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